domingo, 2 de abril de 2017

Las capas de las neurosis

1. Clichés y estereotipos. “Desde ella nos expresamos desde lo más superficial. Frases hechas, reglas sociales y señas sin significado. “buenos días”, “encantado”…
“Con los roles y juegos psicológicos: la persona muy importante, el matón, el bebé llorón, la niña encantadora, el niño bueno -cualesquiera sean los roles que queremos representar. La mayoría de las personas juegan dos tipos de juegos intelectuales. Un juego es el juego de las comparaciones, el juego del “más que” -”mi coche es más grande que el tuyo”, “yo soy más estupendo que tú”, “mi miseria es más miserable que la tuya”, etc.
El otro juego es el juego de calzar (fitting). El juego de calzar consiste en que miramos la realidad y vemos dónde esta realidad calza dentro de mis teorías, mis hipótesis, mis fantasías acerca de cómo es la realidad.”
2. Capa fóbica. “La principal actitud fóbica que se me ocurre es la fobia a descubrir la vida. Con el objeto de evitar vivir una vida en la que descubramos al mundo y a nosotros mismos, tomamos con frecuencia el atajo de obtener información. La actitud fóbica básica consiste en tener miedo de ser lo que uno es. Y si uno se anima a investigar cómo es, halla alivio inmediato. De pronto, se encontrará entregándose a fantasías catastróficas. «Si soy como soy, ¿qué habrá de sucederme?
La sociedad me condenará al ostracismo. Si le digo a mi jefe que se vaya al diablo, perderé el empleo. Si le digo a mi esposa que es una ramera, no querrá acostarse más conmigo», etcétera, etcétera. De ese modo uno se vuelve fóbico, comienza a manipular y a representar roles. Por temor a explotar, el individuo se implota. El impasse está marcado por una actitud fóbica: la evitación. Somos fóbicos, evitamos el sufrimiento, especialmente el sufrimiento de la frustración.
Estamos mal acostumbrados y no queremos atravesar las puertas del infierno del sufrimiento: permanecemos inmaduros, continuamos manipulando el mundo en vez de sufrir los dolores del crecimiento.”
3. Impasse. Si trabajamos y atravesamos este estrato de jugar roles, si quitamos los roles, ¿qué vivenciamos entonces? Vivenciamos la antiexistencia, vivenciamos la nada, la vaciedad. Este es el impasse, la sensación de estar atascado y perdido.
La filosofía de la nada es muy fascinante. En nuestra cultura “la nada” tiene un significado distinto del que tiene en las religiones del Este. Cuando nosotros decimos “nada” hay un vacío, algo semejante a la muerte. Cuando una persona del Este dice “nada”, la llama ninguna cosa (no-thingness) -no hay cosas ahí.
Hay únicamente proceso, transcurso. Encontramos que al aceptar y penetrar esta nada, este vacío, el desierto empieza a florecer. El vacío se hace vivo, se llena. Nada equivale a real, verdadero.
Nuestra energía vital se va hacia aquellas partes de nuestra personalidad con la cual nos identificamos. El impasse se produce toda vez que uno no está preparado o dispuesto a utilizar sus propios recursos (sus ojos inclusive) y no dispone de apoyo ambiental inmediato. La consecuencia del impasse es que se mantiene el statu quo.
4. Capa implosiva. Detrás del impasse hay una capa muy interesante, la capa de la muerte o implosiva. Esta cuarta capa aparece como la muerte o como temor a la muerte. Aparece como muerte únicamente por la parálisis catatónica: nos encogemos, nos contraemos y comprimimos, en una palabra: implotamos.
En el estrato implosivo tenemos la sensación de no estar vivos, de estar muertos. Sentimos que no somos nada, que somos cosas. Tenemos que atravesar este estrato implosivo para llegar al sí-mismo auténtico. Es aquí donde naufragan la mayoría de las terapias y de los terapeutas, porque también ellos temen a la muerte. Por supuesto, no se trata de estar muertos, sino del temor y de la sensación de estar muertos, de desaparecer. Se toma la fantasía por realidad.
Ustedes saben que para mover un músculo se envía a él una descarga eléctrica y el músculo pega una brusca sacudida. Si se interrumpe la descarga, el músculo vuelve a sacudirse. Para mantenerlo contraído es preciso repetir de continuo las descargas eléctricas.
Pueden imaginar entonces cuánta energía se invierte en el estado catatónico, o en cualquier oportunidad en que el sujeto entra en tensión, para mantener esa tensión, esa rigidez. y si esa energía no es invertida en conservar esa rigidez, queda libre para realizar todo tipo de actividades -pensar, trasladarse de un lugar a otro, estar vivos-. Si se la libera en forma súbita, la energía aprisionada explotará. La implosión se convierte en explosión, la compresión en expresión.”
5. Estrato explosivo. Una vez que logramos un contacto verdadero con lo muerto de este estrato implosivo, entonces ocurre algo muy interesante. Esta implosión se convierte en una explosión.”
La explosión es el último estrato neurótico y tiene lugar cuando atravesamos el estado implosivo. A mi entender, esta progresión es necesaria para llegar a ser auténtico.
“La capa de la muerte retorna a la vida, y esta explosión es el nexo con lo auténtico de la persona, que es capaz de vivenciar y expresar sus emociones. Hay cuatro tipos fundamentales de explosiones desde la capa de la muerte.
Está la explosión de pena genuina en el caso de trabajar sobre una pérdida importante o una muerte que no ha sido asimilada. Está la explosión hacia el orgasmo en las personas bloqueadas sexualmente. Está la explosión hacia la ira, y también la explosión hacia la alegría, la risa, el joi de vivre. Estas explosiones conectan con la personalidad auténtica, con el verdadero yo-mismo (self).

No se asusten con la palabra explosión

Como ustedes bien saben, la mayor parte de nuestro representar roles está diseñado para controlar justamente esas explosiones. La capa de la muerte, el temor a la muerte es que si explotamos entonces creemos que ya no podemos sobrevivir -nos, moriremos, seremos perseguidos, seremos castigados, no nos querrán ya más, etc. De modo que todo el ensayo y el juego de autotortura continúa; nos retenemos y nos controlamos.
A menudo descubrirán que en cierto punto se sienten conmocionados, se sienten involucrados, y empiezan a fundirse, se sienten blandos o estallan en llanto. Esta es una de las maneras de amortiguar una explosión dañina; pero, básicamente, uno debe estar dispuesto a afrontar riesgos.” 
Fritz Perls
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Autor y Licencia de esta obra:
Aurora Morera
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