sábado, 19 de mayo de 2018
LA TRADICIÓN DEL ZADANKAI PARA LA SOKA GAKKAI.
LA RELIGIÓN EN ACCIÓN. LA TRADICIÓN DEL ZADANKAI PARA LA SOKA GAKKAI. Por Clark Strand. Editor de Triicycle, Revista Budista.
“Las reuniones de diálogo están a la vanguardia de la época”.
Por Daisaku Ikeda, escrito como Shin'ichi Yamamoto en la Nueva Revolución Humana.
La semana pasada apareció un articulo en el WASHINGTON POST referido a la oposición de un grupo de acción vecinal contra la construcción de un Centro Comunitario de la SGI-USA en Embassy Row, un área prominente de Washington, D.C., EE.UU.
John Magnus vocero del grupo alegó que él no se oponía, a que un grupo budista se mudara al vecindario. Después de todo, el área de Embassy Row ya albergaba la Catedral Nacional, sumada a un número de otras casas de cultos.
Lo que si discutía era el reclamo de la SGI de que su Centro Comunitario era en realidad una “casa de culto”. La [SGI] dice que 100% de sus actividades están enfocadas a promover la paz, la cultura y la educación, dijo Magnus.
"Personalmente pienso que es fabuloso. Todos mis vecinos piensan que es fabuloso. No es sólo para adoración".
Cuando leí por primera vez la historia pensé que se trataba de un caso sencillo de discriminación. De haber sido una Iglesia Metodista que se hubiese querido construir en el mismo lugar, los vecinos posiblemente hubieran renegado acerca del incremento en el flujo de tránsito, pero no hubieran soñado con desafiar su estado de buena fe como organización religiosa.
Entonces recordé un intercambio que ocurrió en algún momento a fines de 1960 entre el Presidente de la Soka Gakkai Internacional, Daisaku Ikeda y una mujer cuya madre se oponía a la práctica budista de ella.
"¿Piensa que su madre hubiera objetado que usted se uniera a un grupo religioso que no fuera la Soka Gakkai?" Le preguntó a la mujer.
"De haber sido una de las escuelas budistas establecidas como Tierra Pura o Zen, no creo que le hubiese importado”, fue su respuesta.
"No sorprende que su anciana madre tenga reservas respecto de su práctica”, admitió el Presidente Ikeda. "Después de todo, el budismo de Nichiren es una filosofía que está a la vanguardia de la época, abriéndose camino hacia el futuro”.
Retrospectivamente, pienso que esto es a lo que Magnus respondía. Un nuevo paradigma religioso siempre se ve poco familiar. Magnus podría haber enfrentado más dureza al congregar una oposición a un templo Zen, con su arquitectura abiertamente religiosa y sus sacerdotes de cabezas rapadas, o a un templo budista tibetano con monjes en túnicas marrones entrando y saliendo por sus puertas.
La SGI no tiene código de vestimenta, ni sacerdotes ni monjes, ni estilo arquitectónico identificable. Ha preservado la sustancia de la vida religiosa, y permite que la apariencia de la religión desaparezca.
¿Qué perdura cuando se prescinde de la formalidad y convención de la adoración religiosa? Creo que la respuesta es realmente muy simple: un interés por los valores humanos básicos, los valores esenciales de la vida que son comunes a cualquiera y todas las tradiciones religiosas.
Quizás por esta razón, para la persona promedio ya no parecen religiosas. No hay nada acerca de esos valores que los marque como exclusivamente judíos o cristianos, musulmanes o budistas. Ellos simplemente reflejan lo que en el fondo cada ser humano quiere y necesita. Lo que una persona común e instruida pudiera pensar que la adoración religiosa sea algo más que reunirse para compartir tales intereses humanos básicos, para discutir como se los encara mejor en la vida diaria, y para ofrecerse entre sí alientoaliento, a fin de en realidad alcanzarlos, probablemente diga más acerca de los límites de la educación moderna de lo que dice acerca de la Soka Gakkai.
Resumiendo, no hay nada de malo con la forma de adoración de la Soka Gakkai. El problema yace en la división entre la religión y la vida que existe en las mentes de la gente más moderna.
Era el deseo de sanar esa división lo que motivó al primer Presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi a establecer la tradición de mantener zadankais, o reuniones de diálogos mensuales.
Alguna vez cuando se le preguntó si no era mejor hacer conferencias formales en vez de mantener un formato de diálogo, el Presidente Makiguchi contestó: "No, no lo es. El diálogo es la única forma de comunicarse con los otros acerca de los problemas de la vida. En una conferencia los oyentes inevitablemente no se sienten involucrados".
Creo que la respuesta del Presidente Makiguchi señala fundamentalmente la diferencia entre el paradigma de las viejas religiones respecto del de las nuevas.
En lo fundamental hay poca diferencia entre una conferencia y un sermón.
El formato del sermón que privilegia la autoridad del orador se ajusta bien a mantener la conformidad en los contextos religiosos (en otras palabras, es efectivo en privilegiar la visión religiosa del orador por sobre la vida de su audiencia), pero rara vez es motivador.
En contraste, en una reunión de diálogo cada voz es escuchada. Tales reuniones son igualitarias en espíritu, democráticas en práctica y decididamente reafirmantes de la vida en su visión de cómo la practica budista podría contribuir a la felicidad del individuo, y, al hacerlo, proveer del fundamento para una sociedad feliz.
Escribe Daisaku Ikeda: “La religión existe para resonar vibrantemente dentro de cada persona”. “Aún si uno discute la felicidad de todos los seres humanos, si se habla aparte de la felicidad de un solo ser humano, es meramente teoría”.
Como yo lo veo, la diferencia primordial entre la Soka Gakkai y la mayoría de las otras formas contemporáneas de adoración religiosa yace aquí, en su tradición de dirigirse abiertamente a los desafíos hacia la felicidad encontrados por el individuo común.
Esta diferencia es tan fundamental que algunas veces percibo que los miembros de la Soka Gakkai que comprenden la tradición del zadankai, desde adentro hacia afuera, no aprecian completamente sus implicaciones para el mundo en general. Ya que lo que esta tradición realmente ofrece no es sólo un nuevo paradigma de adoración para el Budismo, sino para la religión en general, y todo por una muy simple razón: porque hace que la religión sea responsable ante la vida más que la vida ante la religión.
Una periodista religiosa se puso en contactó conmigo a principios de este mes para pedirme si podía proveerle de una lista de personas que hubieren sido inspirados por su practica budista para cambiar sus vidas de alguna forma positiva.
Quería específicamente entrevistar a "practicantes que estuvieran motivados para hacer un cambio significativo en un área especifica de su vida como resultado de su practica". Como ejemplo me dijo de alguna persona que hubiese tomado una decisión con coraje o trascendental, alguien que hubiese triunfado sobre su adicción, o quizás alguien que hubiese comenzado un trabajo social o alguna otra profesión basada en contribuir al bienestar de los otros.
Para el propósito de su artículo definió la práctica budista como meditación y por lo tanto estaba primordialmente interesada en hablar con practicantes del Zen, del budismo tibetano o Vipassana (meditación al estilo Theravada).
En mi respuesta a su carta, aplaudí la idea del artículo que ella quería escribir, pero le sugerí que era improbable que consiguiera las clases de respuestas que estaba buscando de los meditadores norteamericanos.
Le expliqué que la razón era que su enfoque respecto de la práctica religiosa, si bien puede parecerle más moderna a la visión occidental que, por ejemplo, el Catolicismo, en realidad no lo era. Estaba basada en modelos antiguos de prácticas monásticas, que la religión que privilegia la vida. Como resultado era improbable que aquellas tradiciones ofrecieran a sus adherentes formas prácticas para confrontar los obstáculos y desafíos que tendían a aparecer en sus vidas de individuos comunes, ni estaban organizadas sus comunidades para ofrecer el apoyo moral y la inspiración necesarias para sustentar las clases de esfuerzos prolongados que se requieren para el cambio real y duradero a nivel personal.
El foco de su esfuerzo no estaba en ser proactivos acerca de los temas de la vida y los problemas sino en “ser religioso” aunque de una forma meditativa. Si ella le pedía a los meditadores que dieran historias de cómo llegaron a éste o aquél despertar espiritual, cómo resolvían un cierto koan (1) o manejaban una visualización compleja, seguramente ellos estaban obligados a hacerlo.
Pregúnteles cómo su meditación los sacó de un mal trabajo y lo llevó a uno bueno, o cómo les ayudó a encontrar la pareja de vida correcta, y probablemente no tendrán respuesta.
De hecho ése había sido el caso. La periodista en cuestión confesó que hasta ahora había recibido pocas historias de la clase que estaba buscando. Si bien para los meditadores con quienes ella habló podrían bajar su presión arterial o nivel de estrés, o mejor su sistema inmunológico o sus poderes de concentración, no había en la mayoría de los casos línea directa de influencia entre su práctica y la superación de desafíos personales y obstáculos para crecer.
Había poco sentido de control práctico o de aplicación en la vida, poco sentido en que dedicándose de todo corazón a su práctica budista les había conducido a resultados positivos específicos en sus vidas. Esta era la razón por la que ella se había puesto en contacto conmigo en busca de consejo.
Al final le dije que estaba en lo cierto al desafiar a los budistas norteamericanos para que mostrasen pruebas reales de los beneficios de la práctica de meditación. No obstante, en tanto esperaba a que ellos hicieran eso, no había razón alguna por la cual ella no podía concurrir a una reunión de diálogo de la SGI en su vecindad.
La practica de orar o cantar, junto con el estudio mensual y las reuniones de diálogo, proveían de inspiración y apoyo justo, para la clase de cambios positivos en su vida de los que ella hablaba. "Vaya virtualmente a todas las reuniones de diálogo en el área de Boston", le sugerí, "y escuchará al menos una o dos historias de transformación personal".
Una semana más tarde ella volvió a escribirme. A partir de la sugerencia del lider de la SGI-USA con quien la había puesto en contacto, se contactó con una mujer, una reconocida consultora de mercadeo, quien tenía una historia profundamente inspiradora para relatar. Resultó ser que ella ya había entrevistado a la misma mujer anteriormente, por un articulo totalmente diferente, y le había caído bien inmediatamente.
Se sorprendió al enterarse que también era un miembro de la SGI de larga data. Le dije a mi amiga periodista que basado en mi experiencia de estudiar la SGI y sus miembros, no me sorprendía este hecho para nada. "Estoy seguro que la mujer que usted entrevistara concurrió a muchas reuniones de diálogo, escuchó cantidad de historias inspiradoras, y, por lo tanto, estaba alentada para perseverar ante sus dificultades y para superarlas", le dije. "Hoy el resultado es una persona cuya vida usted encuentra alentadora e inspiradora. Pero se debe a que ayer ella fue a reuniones de diálogo de la SGI y aprendió como usar la practica religiosa para crear felicidad en su vida".
Si bien conforme a las normas modernas pareciera extremadamente simple y obvio que la religión debe servir a la vida, y no la vida a la religión, creo que es, no obstante, una idea completamente revolucionaria. Y la reunión de diálogo es, tal como los Presidentes Makiguchi, Toda, e Ikeda han señalado, el lugar donde se lleva a cabo esa "revolución humana".
Para usar una expresión norteamericana, es "donde se pone a prueba”. Es donde se ensaya la religión, donde se busca la prueba real, y donde se manifiesta a través de las historias personales de los miembros al superar obstáculos hacia la felicidad. Al compartir tales experiencias se construye la fe, la fe construye vidas, y colectivamente aquellas vidas pueden cambiar la sociedad.
Tal como el Presidente Ikeda ha escrito: "Una gran revolución humana en la vida de una persona puede cambiar el destino de la humanidad y del planeta".
NOTA
Un kōan (公案; Japonés: kōan, del Chino: gōng'àn) es, en la tradición zen, un problema que el maestro plantea al novicio para comprobar sus progresos.
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