La mente no es más que una sombra.
Todos los intentos de atraparla son en vano.
No son más que sombras persiguiendo sombras.
No pierdas el tiempo persiguiendo esas sombras que son los pensamientos, ni esa sombra que es la mente con técnicas de control mental, porque esas técnicas también son sombras.
Regresa al origen de eso que es la mente y quédate ahí.
Cuando permanezcas ahí, te sentirás feliz y ya no sentirás ningún deseo de perseguir esas sombras de pensamientos.
La mente es una sombra insustancial que te perseguirá vayas donde vayas y es inútil intentar eliminarla o controlarla mientras exista la más mínima creencia de que la mente es algo real y que se puede controlar con alguna actividad física o mental.
Pero esta sombra que es la mente habrá que eliminarla de alguna manera.
Cuando te vuelves consciente del Ser, la mente deja de existir, lo cual no quiere decir que quedes sumido en la conciencia del Ser si elimina la mente, sino que es algo que sucede cuando comprendes y te das cuenta de que la mente no ha existido nunca.
Se trata de reconocer lo que es auténtico y real, y de despojarse de esas ideas erróneas sobre la realidad y la importancia de esa efímera sombra que llamamos <<mente>>.
Por esa razón, Bhagaván y muchos otros maestros ponen siempre como ejemplo la analogía de la cuerda y la serpiente:
en el suelo hay una cuerda pero, si tú la confundes con una serpiente, esa serpiente sólo existe en tu mente, en forma de idea, y esa idea puede hacer que te preocupes mucho y te entre miedo.
También puede que desperdicies mucha energía mental planteándote qué puedes hacer para evitar esa serpiente o para matarla.
El sustrato sobre el que se superpone la idea errónea de la mente es el Ser.
Mientras se vea la mente, no se puede ver el Ser, el sustrato, porque lo oculta una idea errónea pero persistente.
Y al revés :
cuando se ve el Ser, no hay mente.
¿Cómo puede uno deshacerse de ese falso concepto de que la mente es algo real?
De la misma forma que uno se quita cualquier idea equivocada de la cabeza:
dejando de creértela.
Si eso no se produce de forma espontánea cuando recibes esa verdad de un maestro, no dejes de repetirte:
<<No soy la mente. No soy la mente. La mente no existe. La mente no existe. Sólo existe la Conciencia>>.
Si estás firmemente convencido de que ésa es la Verdad, un día esa firme convicción madurará hasta el punto de que la experimentarás de forma directa.
La Conciencia es lo único que existe.
Si vas convenciéndote firmemente de que ésa es la Verdad, esa firme convicción acabará siendo tu experiencia directa.
Tenlo siempre presente y ni te permitas considerar que cualquier otra cosa puede ser real.
Si fracasas y le concedes a la mente aunque sólo sea un mínimo de realidad, se convertirá en tu propia falsa realidad.
Una vez que se establece esa falsa identificación inicial de <<soy la mente; la mente es real>>, lo que sigue después no son más que problemas y sufrimiento.
No le tengas miedo a la mente.
Es un tigre de mentira, no es de verdad, y algo que no es real no puede hacerte ningún daño.
Si te crees que ronda un tigre de verdad por los alrededores, entonces puede que te entre miedo y ansiedad.
Puede que alguien está imitando los ruidos que hace el tigre para gastarte una broma y meterte miedo pero, cuando te dice quién es, se te pasa todo el miedo porque, de repente, te das cuenta de que ese tigre no existía más que en tu imaginación.
Se puede tener una experiencia temporal del Ser, de la realidad subyacente, pero dicha experiencia acaba esfumándose.
¿Puedes darnos algún consejo para conseguir estabilizar ese estado?
Es posible que la vela se apague si hace demasiado viento.
Si quieres que dé luz otra vez, tendrás que volverla a encender.
Pero el Ser no es así.
No es una llama que pueda apagar el viento de los pensamientos y de los deseos, sino que siempre está brillando, resplandeciendo; siempre reluce.
Si no eres consciente del Ser quiere decir que lo has ocultado con una cortina o con un velo que te impide verlo, pero el Ser no se esconde detrás de ninguna cortina.
Eres tú quien corre esa cortina al creerte toda una serie de ideas que no son ciertas.
Si una cortina se abre, pero se vuelve a cerrar después, quiere decir que aún te crees toda una serie de conceptos equivocados pero, cuando los erradiques por completo, no volverán a aparecer.
Mientras sigas ocultando al Ser, seguirás necesitando hacer sádhana (autoindagación) sin parar.
Al Ser no le hace falta estabilizarse porque, de por sí, ya está pleno, completo.
La mente sí que se puede estabilizar o desestabilizar; pero el Ser no.
Cuando conectas con Arunáchala, ya nunca deja de atraerte hacia sí y tú no te puedes resistir.
Entonces, ¿es peligroso que vengamos a visitar esta zona?
Sólo es peligroso para el ego.
Mientras no nos hayamos fundido con Arunácahala, seguirá tirando de nosotros para matarnos el ego.
*Arunachala significa “La Colina de la Sabiduría”. Tiruvannamalai ... Arunachala es el OM en sí mismo*
El agua del río no puede quedarse quieta porque la fuerza de la gravedad la obliga a fluir hacia abajo, a regresar a su lugar de origen.
Aunque se necesite el cuerpo para hacer sádhana (autoindagación), no conviene identificarse con él.
Debemos utilizarlo bien y cuidarlo, pero no debemos prestarle demasiada atención.
La mente está saturada de pensamientos:
pensamiento tras pensamiento tras pensamiento, sin parar.
Pero hay un pensamiento que se mantiene constantemente, aunque casi siempre a nivel subconsciente:
<<Soy el cuerpo>>.
Éste es el hilo en el que se engarzan todos los demás pensamientos.
Al identificarnos con el cuerpo mediante este pensamiento, lo que sigue es maia (lo ilusorio), de lo cual se deduce que, si dejamos de identificarnos con el cuerpo, maia ya no nos afectará más.
Esencialmente, maia no existe.
Bhagaván decía que el término maia literalmente significa <<aquello que no existe>>.
Es algo irreal porque todo lo que Maia produce deriva de una idea errónea.
Es la consecuencia de considerar verdadero algo que, en realidad, no lo es.
Cuando algo es irreal, ¿cómo va a poder producir algo verdadero?.
Aunque maia dé la sensación de ser real, de existir realmente, es una falsa apariencia porque la verdad es que no es real, no tiene vida propia.
La mente y el cuerpo se asemejan a lo que la lengua y los dientes son para la boca.
Tienen que trabajar en armonía.
Los dientes no se pelean con la lengua ni la muerden.
Pues con esa misma armonía deben combinarse también la mente y el cuerpo.
Si queremos ir más allá del cuerpo, más allá de la mente, debemos comprender y aceptar plenamente que no es real toda esa información que nos proporcionan los sentidos.
Así como el espejismo nos hace ver un oasis en el desierto, los sentidos crean la impresión de que, delante de nosotros, tenemos un mundo real que está siendo percibido por nuestra mente; pero esa realidad aparente del mundo es algo ilusorio.
No es más que una percepción incorrecta.
Cuando la mente percibe una serpiente donde, en realidad, no hay más que una cuerda, se está produciendo claramente un caso de proyección, por parte de los sentidos, de una imagen ficticia sobre un sustrato real.
Pues a gran escala, así es como la mente y los sentidos proyectan la apariencia irreal del mundo sobre la realidad subyacente que es el Ser.
Ves la superposición, los nombres y las formas irreales que haz creado, y te olvidas del sustrato, de esa realidad subyacente.
La autoindagación es el proceso mediante el cual la atención se enfoca en el sustrato en lugar de en los nombres y las formas que le solemos imponer.
El Ser es ese sustrato del que parecen manifestarse todas las cosas.
Cuando se contempla y se conoce el Ser, se esfuman todas esas ideas y no queda más que el conocimiento de que el Ser es lo único que existe.
El budismo habla de mirar hacia dentro para encontrarnos con el Ser y eso es lo único que se necesita.
Cuando miras hacia fuera, lo que haces es enredarte con los objetos y dejar de percibir de forma consciente el Ser que está resplandeciendo en tu interior.
El Ser resplandece sin cesar y si no lo puedes ver porque tu mente lo ha oscurecido o fragmentado, lo que tienes que hacer es controlar tu visión.
Tienes que dejar de observarlo todo con el ojo de la mente porque ese ojo sólo puede ver lo que la mente proyecta ante él.
Si quieres ver con el ojo del Ser, desconecta el proyector de la mente y, entonces, el ojo infinito del Ser te revelará que el todo es una unidad indivisible.
Cuando te fundes con el Ser, hay un gran poder que se apodera de ti y que dirige tu vida.
Se ocupa de tu cuerpo, te pone en el lugar adecuado en el momento adecuado, te hace decir lo que es adecuado para la gente con la que te encuentras.
Ese poder se apodera de ti a tal punto que tú ya no eres capaz de decidir ni discernir nada por ti mismo.
Ese ego que va pensando <<tengo que hacer esto>> o <<no tengo que hacer lo otro>>, ya no existe.
El Ser simplemente te infunde vida y te obliga a hacer todo lo que se debe hacer.
Pero si no estás en ese estado, entonces utiliza tu discernimiento con inteligencia.
Yo te digo una y otra vez: <<Eres el Ser, todo es el Ser>>.
Para poder tomar conciencia del Ser se necesita un cuerpo que funcione bien.
Establecerse en el Ser es la única actividad de esta vida que resulta útil y que vale la pena.
Así que, hasta que alcances esa meta, mantén el cuerpo en buen estado.
Después, será el Ser mismo el que se ocupe de todo y tú no tendrás que volver a preocuparte de nada.
Además, ni tan siquiera podrás porque ya no existirá esa mente que se preocupaba, que escogía y que discernía.
En ese estado, ni la necesitarás ni la echarás de menos.
Recuerdo que había un devoto que estaba tan apegado a los pies de Bhagaván que se los tocaba y, acto seguido, intentaba quedarse un buen rato agarrado a ellos.
Un día, Bhagaván le dijo:
No te apegues a esos pies porque, un día, desaparecerán.
Si estás tan apegado a las cosas físicas, te deprimirás mucho cuando no estén y te sentirás fatal.
Agárrate al Ser que está en tu interior.
Ahí sí que están los verdaderos pies del Guru y ése no se marchará nunca porque es eterno.
El Ser vive en tu interior en forma de Guru.
De ti depende que lo encuentres ahí y que te quedes con él.
No se puede extinguir la luz del Ser porque es eterna e inmanente.
Cuando se la descubre dentro, se queda encendida para siempre.
Pregúntate: ¿Quién soy? o
¿Cuál es mi verdadera naturaleza?
El Ser, por naturaleza, no es más que paz.
Si no eres consciente de esa paz, eso quiere decir que te estás identificando con algo que no es el Ser.
Mientras sigas oyendo, saboreando y oliendo cosas, te estás identificando con el cuerpo porque, cuando se desvanecen las percepciones y quien las percibe, tomas conciencia de esa paz que está ahí, de forma permanente.
No hace falta que te aferres a Eso porque tú eres Eso siempre, y con eso basta.
Tú eres Eso.
¿Cómo vas a poder aferrarte a Eso o sentirte separado de Eso o intentar regresar a Eso o perderlo?
Si Eso es tu auténtica naturaleza, ¿cómo puedes pensar que Lo tienes más cerca cuando estás en algún sitio y que Lo tienes más lejos cuando estás en otro?
Tú eres Eso.
Descubre quién eres y así ya no habrá nada que te impida experimentarlo, porque eso es un hecho.
Te identificas con el cuerpo y con la mente.
Tu mente te hace creer que una experiencia determinada sólo se puede producir cuando estás en un lugar específico.
Despójate de esa identificación y te darás cuenta de que el Ser está en todas partes.
Lo verás, lo sabrás y lo serás vayas donde vayas.
Todo es el Ser, incluido tú mismo.
Medita en <<Yo soy el Ser>>.
Haciendo eso desaparecerá la idea de que eres el cuerpo.
Aunque <<soy el Ser>> no deja de ser también una idea y, como tal, pertenece al mundo de maia (lo ilusorio) junto con todas las demás ideas, puedes empezar a vencer a maia despojándote de ideas completamente erróneas que te esclavizan y no te aportan más que problemas.
Y eso ¿cómo se logra?
Reemplazándolas con otras ideas que reflejen mejor la verdad y que te ayuden a acercarte a esa verdad.
El hierro se corta con otro trozo de hierro.
En la guerra, si alguien te dispara una flecha, tú le disparas otra.
En maia, cuando veas que viene volando hacia ti la flecha de una mala idea, esquívala.
No dejes que se te clave porque lo acabarás pasando mal y, como represalia, dispara tú la flecha de <<soy el Ser>> hacia el lugar de donde salió la idea errónea.
La sádhana (autoindagación) es un campo de batalla.
Nunca se puede bajar la guardia.
No adoptes creencias erróneas ni te identifiques con pensamientos que te hagan infeliz y te hagan pasar mal.
Pero si ves que eso es lo que te empieza a pasar, responde tú al ataque afirmando <<Yo soy el Ser, soy el Ser, soy el Ser>>.
Lo que consiguen estas afirmaciones es quitar fuerza a las flechas de <<soy el cuerpo>> y, con el tiempo, te blindarán hasta tal punto que los pensamientos de <<soy el cuerpo>> que vengan lanzados hacia ti ya no tendrán fuerza para tocarte ni afectarte ni hacerte sufrir.
Toda esa lucha se produce dentro de maia porque, en realidad, tú eres paz y nada más que paz; pero, mientras lo estés pasando mal en maia, puedes utilizar estos pensamientos como un arma para acabar derrotándola.
Tu auténtico Ser lo es todo.
No hay ni un solo átomo que tenga existencia propia aparte del Ser.
Tú, el verdadero tú, el Ser, lo incluye todo.
Cuando te digo que te despojes de tu identificación con la idea de <<soy el cuerpo>>, no quiero decir que no seas el cuerpo sino que debes despojarte de la idea de que sólo eres el cuerpo, porque tú eres todos los cuerpos, todas las cosas, toda la creación; pero, paradójicamente, no florecerá en ti ese conocimiento a menos que dejes de identificarte con objetos tipo <<soy fulano de tal>>.
Cuando te has despojado de todos los pensamientos, de todas las identificaciones, de repente surge en ti el auténtico conocimiento:
<< Soy el Ser sin manifestar y también soy toda la manifestación >>.
Por eso suelo decirle a la gente :
<<Ese cuerpo físico no es lo que tú eres.
La mente no es lo que tú eres.
Rebásalos para que puedas ver lo que hay más allá.
Lo que se intenta con esto es que la gente se despoje de sus ideas erróneas y restrictivas para que puedan tener una experiencia directa de lo que es auténticamente real.
Lo que le pido a la gente es que sean conscientes de la cuerda de la realidad en vez de permanecer sumidos en la confusión y perdidos en el espejismo mental de la serpiente. (Annamalai Swami se refiere al ejemplo clásico del Vedanta según el cual, debido a su confusión mental, el individuo cree ver en el suelo una serpiente cuando no hay más que un trozo de cuerda).
Como te olvidas de tu verdadero Ser, la única forma es regresar a tu verdadero Ser.
Si en una habitación siempre tienes la luz encendida, nunca podrá entrar la oscuridad.
Aunque le abras la puerta y la invites a que pase, no podrá entrar porque la oscuridad no es más que una ausencia de luz.
De esa misma forma, la mente es una zona de oscuridad autoimpuesta en la que se ha impedido deliberadamente que penetre la luz del Ser.
Se vive en la oscuridad cuando uno cree, insistentemente, unas ideas que no tienen validez alguna; y se vive en la luz del Ser cuando uno se despoja de todas las ideas, tanto de las buenas como de las malas.
💞💕
En una ocasión, Bhagaván comentó que no existe el libre albedrío, que todos nuestros actos están predestinados y que la única auténtica opción que tenemos es identificarnos o bien con el cuerpo que los ejecuta o con el Ser subyacente en el que aparace el cuerpo.
💞💕
Una vez le preguntaron :
<<Si yo dejo caer este abanico, ¿eso es un acto que desde siempre, ha estado predestinado a suceder en este momento?>>
Y Bhagaván contestó:
<<Es un acto predestinado>>.
Supongo que todos estos actos están predestinados y que, en consecuencia, nunca sucede nada que no sea Su voluntad porque nosotros, como individuos, somos completamente incapaces de apartarnos del guión que ha escrito Dios.
Entonces, si recuerdo al Ser, ¿es debido a la voluntad de Dios?
Y si se me olvida recordarlo en algún momento, ¿también es eso la voluntad de Dios?
O refiriéndome a mi caso personal, si me esfuerzo por escuchar el sonido del <<yo-Yo>>,
¿se trata de la voluntad de Dios o es cuestión de mi esfuerzo individual?.
El hecho de olvidarse del Ser es debido a la falta de autoindagación.
Por eso digo:
<<Para no olvidarte más, practica la autoindagación>>.
Olvidarse o dejarse de olvidar no es parte de tu destino, sino que es algo que tú escoges a cada momento que pasa.
Eso es lo que decía Bhagaván.
Decía que eres libre para identificarte con el cuerpo y sus acciones, con lo cual te olvidas del Ser, o para identificarte con el Ser y comprender que el cuerpo hace lo que está predestinado a hacer, pero que lo anima y lo sostiene el poder del Ser.
Si tienes una lámpara de aceite y se te olvida añadirle aceite, se apagará.
La culpa de que se haya apagado la tiene tu olvido y tu falta de atención, porque estabas pensando en otras cosas en vez de cuidar de la lámpara.
En todo momento, sólo tienes una auténtica opción:
ser consciente del Ser o identificarte con el cuerpo y la mente.
Si es lo segundo lo que escoges, no eches la culpa ni a Dios, ni a la voluntad de Dios ni a que todo esté predestinado.
No es Dios quien ha echo que te olvides del Ser, sino que eres tú mismo el que escoges esa opción en cada momento.
El ego es la idea de <<soy el cuerpo>>.
Quítate esa idea y verás que resplandeces porque eres el Ser.
Eso es lo único que necesitas hacer en esta vida.
💞💕
Todos los acontecimientos de tu vida -todas las cosas que te van a suceder-, todo eso está predestinado.💞💕
👁🗨
Aunque tú no quieras que ocurran, ocurrirán, por mucho que intentes evitarlas, y si quieres cosas que no forman parte de tu destino, no las conseguirás.
👁🗨
No tiene ningún sentido preocuparse por los acontecimientos externos de la vida porque no hay manera de controlar todas esas acciones predestinadas.
En esta vida, tu responsabilidad es ver quién eres, pero no reescribir todo el guión de tu vida.
La situación actual nos proporciona una verdadera opción:
si miramos hacia fuera, nos encontramos con problemas; si nos dirigimos hacia dentro, encontraremos paz.
💞
El deseo de iluminarse es necesario, porque sin él nunca darías los pasos necesarios para establecerte en el Ser.
Para empezar a andar, tienes que entrarte ganas de ir a un lugar determinado porque, de no existir ese deseo, nunca te decidirías a dar el primer paso.
Cuando te establezcas en el Ser, ese deseo desaparecerá.
Tu necesidad primordial es establecerte en la paz inmutable del Ser.
Para eso, tienes que despojarte de todo los pensamientos.
Si eso ya lo has conseguido, entonces ya no necesitas nada más.
Cuando se está en el estado auténtico, ya no hay más carencias, no hay más deseos de esforzarte por alcanzar otro estado.
En la iluminación, no se desea nada más ni surge la duda de si se necesita alguna otra cosa.
Ese estado final no es más que paz y ahí no hay ni deseos ni dudas.
Descubre quién eres.
Ése es el único consejo que puedo darte.
Tú eres paz.
Sé esa paz y, entonces, ya no ansiarás nada más.
Los pensamientos que vienen y van no son tú.
Todo lo que surja y desaparezca no eres tú.
Tu realidad es paz.
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