viernes, 14 de agosto de 2020

Las Nueve Conciencias


 LAS NUEVE CONCIENCIAS


Conciencia: "Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo".


El budismo data de algunos siglos antes de Cristo, del tiempo de los grandes filósofos griegos y desde entonces se ha dedicado a estudiar la mente humana. Aquí está su teoría sobre la conciencia.


Las funciones mentales pueden agruparse en 8 conciencias:


1. Conciencia visual. El ojo es un instrumento del que se sirve la conciencia visual para experimentar imágenes.


2. Conciencia auditiva. Se apoya en el oído y experimenta sonidos.


3. Conciencia olfativa. Se apoya en la nariz y experimenta olores.


4. Conciencia gustativa. Se apoya en la lengua y experimenta sabores.


5. Conciencia táctil. Se apoya en la sensibilidad de los nervios de todo el cuerpo y experimenta sensaciones táctiles.

La enseñanza budista sobre las nueve conciencias brinda una base para que comprendamos cabalmente quiénes somos, cuál es nuestra verdadera identidad. Asimismo, ayuda a explicar de qué manera el budismo ve la continuidad eterna de nuestra vida, más allá de los ciclos del nacimiento y de la muerte. Tal perspectiva sobre los seres humanos es el fruto de miles de años de intensa investigación introspectiva sobre la naturaleza de la conciencia. Históricamente, se basa en los esfuerzos para experimentar y explicar la esencia de la iluminación que Shakyamuni manifestó bajo el árbol bodhi, hace unos dos mil quinientos años.


Se puede considerar las nueve conciencias como nueve niveles de conciencia que constantemente actúan para crear nuestra vida. La palabra sánscrita vijnāna, que se traduce como 'conciencia', incluye un amplio espectro de actividades, entre ellas, las sensaciones, la cognición y el pensamiento consciente. Las primeras cinco conciencias son los sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. La sexta es la función que integra y procesa los diversos datos sensoriales para formar una imagen o un pensamiento completos, identificando lo que cada uno de los cinco sentidos nos está comunicando. Es básicamente con esas seis funciones de la vida que desarrollamos nuestras actividades diarias.


En el nivel inmediatamente inferior, se encuentra la séptima conciencia. A diferencia de las capas de conciencia que están dirigidas hacia el mundo exterior, la séptima se orienta hacia nuestra vida interior y es totalmente independiente de los datos que proporcionan los sentidos. La séptima conciencia es la base de nuestra noción de identidad individual; el apego a un yo distinto y separado de los demás tiene su base en esta conciencia, como así también, nuestro sentido del bien y del mal.


Debajo de la séptima conciencia, el budismo elucida un nivel más profundo, la octava conciencia o conciencia ālaya, también llamada el "depósito imperecedero de la conciencia". Es allí donde reside la energía de nuestro karma. Mientras que las primeras siete conciencias desaparecen con la muerte, la octava persiste a través de los ciclos de la vida activa y en la latencia de la muerte. Se la puede concebir como la corriente de la vida que sostiene las actividades de las otras conciencias. Podría afirmarse que lo que relatan personas que estuvieron en estado de muerte clínica y luego revivieron es lo que ocurre en la línea divisoria entre la séptima y la octava conciencia.


Comprender los niveles de conciencia y la interacción entre ellos nos brinda una valiosa percepción sobre la naturaleza de la vida y del yo, y, asimismo, nos permite vislumbrar la resolución de los problemas fundamentales que confronta la humanidad.


De acuerdo con las enseñanzas del budismo, en lo que concierne al yo, existen ilusiones engañosas profundamente arraigadas en la séptima conciencia. Tales ilusiones surgen de la relación entre el séptimo y el octavo nivel de la conciencia, y se manifiestan como el egotismo fundamental.


Las enseñanzas budistas definen que el séptimo nivel de conciencia emerge de la octava conciencia: este nivel siempre se centra en la octava conciencia del individuo, al que percibe como algo fijo, único y aislado de todo lo demás. En realidad, la octava conciencia está en estado de flujo constante. En ese nivel, nuestras respectivas vidas interaccionan y ejercen una profunda influencia unas sobre otras. La percepción de un yo fijo y aislado, generada por la séptima conciencia, es por lo tanto falsa.


La séptima conciencia es también el nivel donde reside el miedo a la muerte. Al no poder percibir la verdadera naturaleza de la octava conciencia como un flujo permanente de energía vital, la séptima concibe que, llegado el momento de la muerte, la octava conciencia se extinguirá para siempre. El miedo a la muerte, por ende, tiene sus raíces en las profundas capas del inconsciente.


La ilusión engañosa de que la octava conciencia es el verdadero yo también se denomina "ignorancia fundamental", que no permite percibir la interconexión de todos los seres. Es ese sentido del yo como algo separado y aislado de los demás lo que da lugar a la discriminación, la arrogancia destructiva y la codicia desenfrenada. Los estragos que provoca la humanidad en el entorno natural es otro claro ejemplo de ello. -En algunas escuelas la octava es subdividida en dos partes, es decir 9 en total.